A veces me pregunto si soy el único que nota los ligeros cambios que suceden en la vida cotidiana. Por ejemplo, no notaron que el Mantecol de ahora no es tan rico como el de antes? Investigué sobre eso (wikipedia, obvio) y es porque Georgalos ya no es la dueña de la marca. En el 2001 la compró Cadbury. Y el motivo de que no tenga el mismo sabor es porque variaron la receta original con ingredientes alternativos, probablemente para hacerla más económica. Pero no es lo mismo. Ni ahí.
Tampoco el sabor del jugo Cepita es el mismo desde que la compró Coca-Cola. El que haya probado un Cepita de manzana (o naranja) bien frío en el envase tetra-brik chico con pajita en los años '80 bien sabe que no es el mismo. De hecho, no se puede ni comparar. Hoy Cepita es un jugo más del mercado, ya no es "Cepita".
Por qué será que las grandes compañías tienden a cambiar los productos de las compañías que absorben? No se supone que absorben dichas compañías debido a que sus productos son como son y, por ello, tienen el éxito que tienen? No quiero sonar como un anciano de 70 años (aunque estoy más cerca de mis 30 que en mis 28), pero realmente creo que algunas cosas no deberían cambiarse. En este mundo de economías globales, donde un aumento de precio de la harina en Bucarest puede hacer que el pan suba en Argentina, parece que la tendencia es imponer antes que dejar elegir.
Y no está bueno, debería ser exactamente al revés.
Tampoco el sabor del jugo Cepita es el mismo desde que la compró Coca-Cola. El que haya probado un Cepita de manzana (o naranja) bien frío en el envase tetra-brik chico con pajita en los años '80 bien sabe que no es el mismo. De hecho, no se puede ni comparar. Hoy Cepita es un jugo más del mercado, ya no es "Cepita".
Por qué será que las grandes compañías tienden a cambiar los productos de las compañías que absorben? No se supone que absorben dichas compañías debido a que sus productos son como son y, por ello, tienen el éxito que tienen? No quiero sonar como un anciano de 70 años (aunque estoy más cerca de mis 30 que en mis 28), pero realmente creo que algunas cosas no deberían cambiarse. En este mundo de economías globales, donde un aumento de precio de la harina en Bucarest puede hacer que el pan suba en Argentina, parece que la tendencia es imponer antes que dejar elegir.
Y no está bueno, debería ser exactamente al revés.
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